"From sleep", Max Richter, 2015, Deutsche Grammophon


La orquesta empezó a tocar a las 0:00 y seguirá hasta las 8, pero entre el público, para el que han sido previstas camillas con frazadas y almohadas, ya hay quien se ha puesto a dormir. No se trata de una reacción crítica: por el contrario, "Sleep" se instala en esa zona en la que el arte y el sueño se funden en la misma sustancia. Los precedentes no son escasos ni todos ellos musicales: está "Finnegans Wake", por ejemplo, cuya prosa fue descrita por su autor como pensada para "un lector ideal sufriendo de un insomnio ideal" a la vez que pretendía reproducir la consciencia durante una noche de sueño: hay zonas de oscuridad y sinsentido y hay ciclos de significado narrativo, y todo va y viene, se adensa y se disuelve. De manera similar, las llamadas "Variaciones Goldberg", de J.S.Bach, fueron compuestas -cuenta la historia- para entretener las horas de insomnio de un noble, y quizá también para hacerlo dormir. En tanto conjunto de Variaciones, sin embargo, las Goldberg son extrañas: no parten de un tema declarado y reconstruido después por el sistema de variantes sino que tras la ejecución de un "Aria" (de 30 compases, como hay 30 variaciones) suena otra cosa, la primera variación, que si algo retoma de esa aria son las notas del bajo. A veces la frase que dibujan se siente con mayor claridad y a veces apenas es discernible; a veces la canta una voz solista, casi clásica en su conformación, y a veces el juego se hunde en capas de contrapunto barroco: una vez más, la noche de sueño se ofrece en ciclos, en narrativas que emergen y momentos de disolución del significado.
Max Richter se propuso generar exactamente lo mismo desde su lenguaje ambient y postminimalista, y el resultado -"Sleep"- dura exactamente las 8 horas de la performance aludida más arriba. Música para dormir, música sobre el sueño y música con el sueño, aparece también en una forma -como las Goldberg, que pretendían tanto hacer dormir como mantener la atención durante esa forma de consciencia especial que es el insomnio- condensada, de ciclos expuestos en su esqueleto mismo. Así, "From sleep", que dura exactamente un octavo de la performance total, está más pensado para que le prestemos atención y permanezcamos despiertos; la obra de 8 horas, en cambio, debe sonar mientras dormimos.
De las siete piezas ofrecidas en la selección (aunque, en rigor, estas son versiones diferentes a las del set completo), "Dream 3 (in the midst of my life)", la primera, es la más idiosincrática del compositor y del género en que cabría incorporarla: consiste en acordes de piano que se suceden fundidos en reverb y ecualización mientras notas larguísimas de violoncello planean sobre la superficie del sonido. Más intrincado y tenso suena "Path 5 (delta)", y ya en su título -hay tres "dream" en total (el 3, el 13 y el 8, al final), y dos "path" (5 y 19), más dos "space" (11 y 21)- parece remitir a esa figura compleja de ciclos y retornos que aparece en la obra completa.
"Space 11 (invisible pages over)" es uno de los momentos más estremecedores del álbum: ambient denso, majestuoso y amenazador, sin una sola sección que contenga algo parecido a una melodía: hay notas, hay variaciones de textura y hay lentos movimientos de volumen, como si se tratara del momento oscuro de la noche en que dormimos sin soñar. La que sigue, "Dream 13 (minus even)" es todo lo contrario, y la pieza más pop del repertorio condensado: hay arpegios delicados y notas de violoncello, y aquí y allá, en el contrapunto, se configura una vaga melodía, como si la pieza cantara a partir de sus huecos o como si se tratara de un dibujo de unir-los-puntos. Parece claro entonces de qué se tratan los "sueños", entonces: son las piezas casi melódicas y plácidas que parecen de alguna manera contar una historia, en oposición a los "espacios" -y viene despúes "space 21 (petichor)"-, todavía más tenso que el anterior, como el sueño de un ligero malestar. ¿Algo que nos cayó mal y que no terminamos de digerir? Cabría pensar también en una llanura bajo la niebla, en la que el ojo hambriento de formas busca discernir los contornos de un bosquecito o una estancia, pero no encuentra sino su propia ansiedad de figuras.
Las composiciones tituladas "path" -serán acaso las que administran el paso particular del tiempo a lo largo de la noche- retoman la estructura de arpegios (menos luminosos que los de las piezas "dream") y notas largas, pero en ellas la melodía es más frontal, y aparece en instrumentos que parecen reclamar el rol de solistas y entonar un canto que, en relación al fondo, se vuelve melancólico o inquietante, como sucede en "Path 19 (yet frailest)"; algunos de estos "caminos" quizá conduce a pequeños despertares, y es posible que de eso se trate esta pieza, la penúltima del disco. El cierre es un sueño, "Dream 18 (late and soon)", que retoma la estructura armónica del primero -son los mismos acordes- pero con el añadido de voces humanas, como si fuera el mundo el que está llamándonos. En la obra completa, por cierto, el final queda para "Dream 0 (till break of day)", que es una suerte de versión extendida del presentado como "Dream 18" en la versión de una hora.

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