"Pin ups", David Bowie, 1973, RCA


Para 1973 David Bowie había publicado seis álbumes de estudio; de estos, la primera mitad ("David Bowie", de 1967, "David Bowie", de 1969, y "The man who sold the world", de 1970) no incluía sino canciones compuestas por Bowie, mientras que la segunda ("Hunky dory", de 1971, "The rise and fall of Ziggy Stardust and The Spiders From Mars", de 1972 y "Aladdin Sane", de 1973) presentaba un cover por disco, "Fill your heart" (de Biff Rose y Paul Williams), "It ain't easy" (de Ron Davies) y "Let's spend the night together" (de Jagger y Richards), respectivamente. En adelante los covers aparecerían más esporádicamente (uno en "Station to station", las canciones co-compuestas con Iggy Pop en "Let's dance" y "Tonight", etc), pero el mismo año que conoció al rayo de "Aladdin sane" vio también la salida de "Pin ups", con sus doce versiones de canciones clásicas del Londres de mediados de los sesenta.
Más o menos simultáneamente (de hecho el de Bowie apareció dos semanas después) Brian Ferry propuso también un disco de covers, y es interesante listar las diferencias: si el de Bowie mira a una era muy específica (1964-67), por ejemplo, el de Ferry es más abarcativo y opera más en plan "favoritos personales" en sentido amplio (va desde Dylan, Beatles y Stones hasta los Fourt Tops, Erma Franlkin y The Miracles). En cualquier caso, para 1973 parecia configurarse una primera oleada de nostalgia por los 60s, y es sin duda significativo que las dos figuras más notorias del "alto glam" (en oposición al más lumpen o terraja, el de Sweet, Gary Glitter y Slade) hayan encabezado esa tendencia. En el caso de Bowie la distancia de sus versiones con respecto a los originales puede pensarse como el contenido específico del disco, que lo vuelve un ejercicio conceptual de primera línea. En cierto modo, al cambiar notoriamente la textura y la producción lo que opera desde "Pin ups" tiene más que ver con los préstamos del rock cincuentero tan notorios en, por ejemplo, Rock and roll (partes 1 y 2) del ya mencionado Gary Glitter, donde a una cantidad importante de alusiones y citas ("little queenie", etc) se les impone una producción especialmente setentera en cuanto al sonido de la percusión y la atmósfera creada por la ecualización y la compresión; vale la pena también pensar en "Rock'n'roll", de Led Zeppelin, que recupera -en un contexto de hard rock virtuoso- cierta cualidad de sonido rugoso y sucio que cabe asociarse a la música grabada antes de la aparición de los aparatos de 8 pistas y más. En el caso de Bowie, esa rugosidad desaparece por completo y todo suena brillante y colorido, en oposición a la desprolijidad de las canciones originales -esto se nota especialmente acaso en "Friday on my mind", de los Easybeats-; sin duda que es "Sorrow" -algo así como el hit del álbum- el momento en que Bowie aporta más sutileza vocal y elegancia.
Quizá al despojar a ciertas canciones -"I wish you would", de The Yarbirds, "Rosalyn", de The Pretty Things" y "Anyway, anyhow, anywhere", de The Who- de esa capa de inmediatez visceral se produce la sensación de que opera una inversión importante del significado; una mutación, al menos, pero quizá también esa cosa que muchos entienden como "error" a la hora de proponer una versión. Pero este modo de pensar es similar al de la pretensión de determinar qué covers son "superiores" a sus originales. Esto puede operar en la misma línea en que se puede argumentar que "Bohemian rhapsody" es superior a "Can the can", o que "Tomorrow never knows" es superior a "Good day sunshine", pero está claro que un cover, por más "idéntico" al original que sea (y a veces más cuanto más idéntico) es siempre diferente al original (dejando de lado la discusión sobre el significado de "original", claro está) y siempre significa otra cosa. En el caso de "Pin ups" el significado pasa por la nostalgia, la recreación y el lugar -1973, pasadas las obras maestras del glam de primera y segunda generación- desde el que se proponen las canciones en cuestión.
Cabe pensar también que Bowie hace algo más que "versionar" desde su estilo las canciones (¿cuál era el estilo de Bowie en 1973, en todo caso? "Pin Ups" no suena ni a "The rise and fall..." ni a "Aladdin Sane", sólo para pensar en los antecedentes inmediatos), y que remite ante todo a un sonido de época y a una serie de técnicas de producción; en ese sentido, la excelente "See Emily play" es quizá más una "actualización" setentera que una "Bowieficación" del original del Pink Floyd barretiano (el menos interesante, por cierto). Pensando en esta línea, "Pin ups" establece un desplazamiento desde el "estilo personal" de un artista hacia un "estilo de época" de alguna manera canalizado por el artista en cuestión.

Está también el tema de la impostura y la honestidad o sinceridad, fundamental a lo largo de la carrera de Bowie. "Pin ups" suena tan poco "auténtico" -en la línea del "rockero de plástico" que quiso armar Bowie como Ziggy Stardust- que por momentos no sólo se piensa en parodia -en el sentido retórico del término- sino incluso en ataque al original. Se ha dicho que Bowie terminó de matar a los sesentas, y posiblemente sea cierto (ya habían muerto en Altamont, en todo caso, o empezado a morir cuando George Harrison se horrorizó con los hippies de San Francisco y corrió a esconderse bajo el ala de Bob Dylan en la época de grabación de las canciones de la era de "The basement tapes"); en tal caso, uno de los golpes fatales está dado en "Pin ups", un álbum que, pensado desde ahí, es mucho más importante para la discografía de Bowie que lo que podría sugerir un mero "disco de covers".

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