"Goats head soup", The Rolling Stones, 1973, Rolling Stones

Por mucho tiempo el decimoprimero (UK) o decimoterero (EEUU) de los álbumes de los Stones fue para mí "ese disco raro que tiene Angie", y por raro quería decir ante todo desconocido o apenas escuchado. Con el tiempo y las escuchas sucesivas, de todas formas, empezó a formarse un perfil más nítido, aunque jamás dejó de ser uno de los discos de los Stones que menos veces he escuchado. Es curioso que sea el que sigue de inmediato ("Exile" salió el 12 de mayo del 72 y "Goat head soup" empezó a grabarse en noviembre, aunque las sesiones terminaron en junio de 1973 y el álbum fue publicado el 31 de agosto) a los cuatro mejores álbumes de la banda y que parezca definitivamente no ofrecer sino una imagen algo nebulosa de las virtudes de estos; si bien su comienzo ("Dancing with Mr. D") suena poderoso y convincente (aunque no fascinante) y a que el resto del lado A se mantenga más o menos a ese nivel, con "Doo doo doo doo doo (heartbreaker)" como momento de mayor interés (por su sonido peculiar, su atmósfera cavernosa, oscura y urbana), ya para el lado B (especialmente con la floja "Can you hear the music", y con "Hide your love", que parece querer regresar a las sonoridades de "Exile on main st") la propuesta suena cansada, falta de energía.
"Winter" logra diferenciarse lo suficiente del concebible nivel medio del álbum como para resultar de interés (de hecho, en su progresión la pieza logra tocar momentos de belleza similar a la maravilla que cierra "Sticky fingers"), y sin duda está ahí "Angie", al final del lado A, de la que no diré que se trata de la mejor balada de los Stones pero sí que sus arreglos de piano -especialmente en el primer interludio musical- son hermosísimos.
Es curioso que el disco termine con "Star star", una fruslería chuberryesca cuyo único interés está en la letra, y hasta por ahí nomás. Parecería que, al final, "Goats head soup" no fue pensado para tomárselo realmente en serio, y si bien está lejos de ser lo más flojo de los Stones -incluso de lo más flojo de los Stones en los setentas- parece iniciar un camino de desgaste y agotamiento (en rigor sería mejor decir que se trata de discos cada vez más deslucidos, cuyo sonido pasa de la belleza de la suciedad de "Exile" a una cosa más bien inocuamente gastada, percudida) que sólo se verá revertido en 1978 y con "Some girls".

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