"The ConstruKction of light", King Crimson, 2000, Virgin

Quizá "ProzaKc blues", el arranque del decimosegundo álbum de estudio de King Crimson, pueda parecer algo desenfocado o descolocado; hay algo que no parece cuajar del todo en la pieza, posiblemente la voz de Belew o el concepto mismo de parodiar el blues desde un lenguaje digamos "crimsoniano" no en 1973 sino en 2000, pero si algo aporta esta apertura al disco es el lenguaje cercano al metal industrial y el sonido algo chillón o apoyado en las frecuencias agudas de las guitarras y la voz, casi como si se tratara de un disco que quiere librarse de algo parecido al cuerpo. Lo cual en sí no es una mala idea, o al menos no lo es a priori, pero termina por resultar un poco desilusionante cuando se ha escuchado el álbum completo. Eso no quiere decir que "The construKction of light" sea un disco deficiente, en gran medida porque tiene todo lo que se espera de un trabajo de King Crimson: métricas extrañas, peso arrollador, sutilezas sonoras, dinámicas (entre el metal y el ambient parece que todo queda cubierto), buenas ideas musicales y virtuosismo a la vista pero sin arbitrariedades.
Es, a la vez, el disco más intratextual de la banda, en el sentido de que casi todas sus piezas refieren de alguna manera u otra a composiciones digamos "históricas". Está claro desde la propuesta de una cuarta parte para "Lark's tongues in aspic" (las dos primeras en el disco del mismo nombre de 1972, la tercera en "Three of a perfect pair", de 1986) y desde la nueva vuelta de tuerca a "Fracture" (titulada oportunamente "FraKctured"), que actualizan, reinventan y prolongan los originales, en un juego conceptual que atraviesa la historia de la banda y parece hablar de works in progress y de las obras indefinidamente extendibles. En esa línea (de proceso y no tanto de resultado) es que el disco se vuelve especialmente interesante, y uno de los más fascinantes de la banda (pese a su sonido, insisto, que no me gusta para nada; pese al momento vocal un poco tenue de Belew o a las decisiones en cuanto a la producción de sus aportes vocales), y se inscribe en el camino experimental de los ProjeKcts, laboratorios donde la banda se dividió en secciones, subgrupos y territorios de exploración.
Quizá sean los temás más digamos "rockeros" los que en última instancia importan menos en el álbum (en comparación con el que le da título, la cuarta parte de "Lark's..." y "FraKctured"), y posiblemente "The world's my oyster soup kitchen floor wax museum" esté entre lo más olvidable de King Crimson, pero de todas formas "Into the frying pan" es disfrutable y el final, con "Heaven and earth" (atribuida al ProjeKct X y no tanto a la banda en sí) es una memorable pieza ambient.

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